DEPRESIÓN

Común y erróneamente se suele comentar en la sociedad que las personas tristes son personas depresivas, sin embargo, a la hora de examinar estos casos, se llega, en la mayoría de veces, a la conclusión de que este padecimiento se ha arraigado firmemente al lenguaje cotidiano colectivo, sin que se tenga un conocimiento real y patológico de este. 

La depresión es una enfermedad grave que causa efectos realmente nocivos en el individuo que la padece, tanto físicos como mentales, llegando hasta puntos extremos como lo son la autoflagelación y el suicidio.

Existen tres tipos de depresión: Leve; los síntomas son menos intensos y de una duración más corta, trastorno distímico; se reconoce por su duración aproximada de 2 años, lapso de tiempo en el que el paciente experimenta largos y constantes sentimientos de tristeza, los cuales se ven reflejados en su diarios vivir y conocidos por las personas que lo rodean. Por último esta la depresión grave; esta se identifica cuando los sentimientos de ira, frustración, tristeza y ansiedad se apoderan del sujeto e interfieren de una manera directa y prolongada en su vida diaria. 

Se puede identificar la depresión en un individuo cuando este comienza a tener comportamientos de retracción, cansancio, perdida del interés en las actividades cotidianas y en la vida misma, dolores físicos, disminución o aumento en las porciones de alimentos que consume, sentimientos de culpa o ansiedad, autoflagelación y/o intentos de suicidio. 

La depresión es causada por diversos factores, como lo son los genes, la química cerebral o el estrés; esto se puede presentar tanto en hombres como mujeres, ancianos, niños y jóvenes; sin embargo, puede que los síntomas y la gravedad no se presenten de igual forma en todos ellos, puesto que los factores biológicos actúan de una manera diferente en el ser humano. 

Dependiendo de la gravedad y síntomas que presente el paciente se decide como proceder a tratarlo, ya sea con un psicólogo un psiquiatra y/o con medicamentos especializados.